cabecera

Emma | Melanie | Sandra

Últimas reseñas

portada portada portada portada portada portada

Seguidores

Redes sociales

Emma

instagram goodreads

Melanie

instagram twitter goodreads

Sandra

instagram twitter goodreads

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Los pilares de la tierra - Ken Follett


Los pilares de la tierra - Ken Follett

portada

Páginas: 1040
Género: Narrativa histórica
Año de publicación: 1989


El gran maestro de la narrativa de acción y suspense nos transporta a la Edad Media, a un fascinante mundo de reyes, damas, caballeros, pugnas feudales, castillos y ciudades amuralladas. El amor y la muerte se entrecruzan vibrantemente en este magistral tapiz cuyo centro es la construcción de una catedral gótica. La historia se inicia con el ahorcamiento público de un inocente y finaliza con la humillación de un rey.




Puedo decir con MAYÚSCULAS que este es mi libro favorito (al menos hasta la fecha), y es que en menos de una semana lo he devorado. Ha sido tal mi obsesión que me he convertido en el parásito de mi ebook, sonsacándole las palabras como una sanguijuela la sangre. Éramos Thelma y Louis, el Gordo y el Flaco, Ash y Pikachu. Ni siquiera dormía tranquila pensando en lo que pasaría en las siguientes páginas.
Mis sentimientos cuando me separaban del ebook.

Resumir este pedazo de novelón podría llevarme horas, y me sentiría como una bruja si os arruinase el maravilloso viaje que supone. Porque, ¡atención!, el señor Follett ni sabe ni conoce lo que significa dar un respiro. Le corroe el alma si no crea la tensión suficiente como para dejarte con el culo más duro que la cantera de Shiring. Y eso, para mí, es toda una proeza teniendo en cuenta que soy difícil de impresionar. Así que no, me niego a resumir el libro. Si queréis saber con profundidad lo que ocurre, leeros el libro, os prometo que no moriréis en el intento.

La novela está dividida en seis partes, cada una de ellas comprende una serie de años, y dentro de cada parte hay varios capítulos, que engloban más capítulos dentro... Suena más lioso de lo que es. En ningún momento me ha parecido una lectura pesada, por mí tendría mil páginas más y las devoraría igualmente. Quizá, lo que puede echar un poco para atrás, son las descripciones de la catedral. Al principio fue lo que más me costó, pero conforme transcurrían los capítulos más le cogía el gustillo. Hay que tener en cuenta que, a parte de todos los dramas personales, la trama principal es la construcción de una catedral gótica para darle una patada en las posaderas al estilo románico de toda la vida. Es lógico que el autor se pare a contarnos con todo lujo de detalle lo que le habrá llevado su tiempo de investigación. No seáis lloricas ni aguafiestas.

El estilo me ha parecido claro y conciso, con un lenguaje apropiado para la época en la que está narrado, y consigue adentrar al lector en las calles de Winchester, Shiring o Kingsbridge en pleno siglo XII. Es cierto que, pese a que se diferencian muy bien unos personajes de otros, en algunos diálogos esa diferenciación no era tan contundente. En ocasiones da la impresión de que algunos están creados solo para enlazar las tramas con una maestría del diablo, y es algo que consigue con creces. Cuando crees que todo está encauzado, te la mete doblada por sorpresa. Aquí después de la tormenta viene la calma, pero le sigue un huracán, un tifón y, ya puestos, el apocalipsis.




La historia transcurre en Kingsbridge, una pequeña aldea sacada de la mente del autor, y durante todo el libro las tramas giran en torno a este lugar. A lo largo de los más de treinta años que transcurren -alerta SPOILER: le acaban saliendo canas hasta al apuntador- somos espectadores de la evolución que sacude al priorato y a los mismos aldeanos gracias a la ambiciosa construcción de una catedral, que pretende ser la más grande y hermosa de toda Inglaterra. Junto a ella, una serie de personajes lucharán tanto por hacer esto posible como por entorpecer la obra.



Los propulsores de la historia podría decirse que son tanto Tom Builder como Phillip. El primero por aprovechar la cálida situación que acontece en la antigua iglesia, y el segundo por querer sacar al priorato de la pobreza. En contraposición, encontramos al obispo Waleran y los Hamleigh, -cómo odio a estos hijos de satanás- obcecados por el poder y el ansia de pisotear a cualquiera para conseguir sus propósitos.

 (Es posible que a partir de aquí la reseña contenga algún que otro SPOILER, avisados quedáis).

39284392847 años después...

Como he mencionado un poco más arriba, Phillip es uno de los precursores del entramado, al menos desde mi punto de vista. Hasta hace poco me resultaba insólito pensar que un hombre de Dios podría ser uno de mis personajes favoritos... pues ha llegado la hora. Desde el inicio sentí mucha empatía por el prior, sufrí con él todos los males, y me alegra que a base de hostias vaya espabilando. Esta novela me ha acercado mucho a la vida monástica, nunca había leído algo con tanto peso religioso en su trama, y he adquirido un vocabulario digno del mejor prior de toda una nación.


Si bien es cierto que soy una fan incondicional de los malos, en este caso me habría gustado arrancarles la cabeza personalmente. William, el pequeño Lord Willy, pocas veces he sentido tanta animadversión por un personaje, y este señorito se gana todo mi odio. Sus reacciones son como las de un niño malcriado, para él la única solución es asesinar y violar -esto es como una afición- y no veía el momento en que le metieran un palo por el culo y viera las estrellas. Esto puede crear ampollas, pero en algunos comportamientos me recordaba a esta serie de hombres que desfilan ahora por las estanterías de todas las librerías y se convierten en best-seller. William disfruta del dolor ajeno, ¡es más!, para ponerse a tono necesita hacer daño a la otra persona (como si violar a una virgen no fuera ya suficiente doloroso, hijo mío). Todas sus frustraciones las ahoga de este modo, sus soluciones son a base de pollazos. ¿Ya veis por dónde voy?

La mujer que ocupa todas sus pesadillas es Aliena, un personaje con el que he tenido una relación de amor-odio. Seguramente, por su naturaleza noble se le va la petulancia de las manos, y no comprende que para sobrevivir en un mundo tan cruel la soberbia no ayuda en nada. Es cierto que es una mujer admirable, consigue salir de la pobreza a la que la someten, siendo una importante comerciante de lana, y por ello estoy dividida. Una parte de Aliena me parece fascinante por el arrojo y la valentía que saca a la luz, a la otra la zarandearía para que espabilase de una maldita vez. Está anclada a una promesa que le hizo a su moribundo padre, y gracias a ella se ve condicionada durante media vida a hacer lo que cree que es mejor para su hermano menor. ¡Dios! Ya tiene pelos en las pelotas como para sacarse las castañas del fuego, ¿le vas a estar dando la paga incluso cuando tenga nietos?

Aliena casándose con el cazurro de Alfred para que Richard
tenga sus estúpidos caballos y armaduras.

A raíz de esto, tenemos a la familia de Tom Builder, el soñador. Lleva años tratando de hacer su propia catedral, no mea alto ni nada el hombre. Sabe ganarse la simpatía del lector, o más bien empatía por todo el drama que lo envuelve en los primeros capítulos, pero su hijo mayor da alergia. No sé muy bien si lo que desea es ver a su padre infeliz, o simplemente dar por saco, pero Alfred es uno de esos personajes que lo ves venir a lo lejos y te haces la despistada. De esos que en un principio parecen atontados y luego te pillan con las bragas bajadas, y no en un buen sentido. Este es uno de los personajes al que, si una se para a pensarlo en frío, más se le nota la transformación. Desde la boda con Aliena daba tanto mal rollo que podría ser primo de William.
Gracias a Ken Follett, que nos ha regalado a Ellen, mi favorita sin dudarlo. Es una mujer independiente, fuerte y capaz de decidir lo que quiere en su futuro pese a la época en la que vive. No se deja amedrentar, sino todo lo contrario, tiene a los malosos asustados por sus supuestos poderes.

Algo que me encanta de ella es ese lado oscuro que infunde temor solo con la mirada, y es que tiene unos ovarios más grandes que la propia catedral de Kingsbridge. La toman por bruja, es una proscrita que vive en el bosque desde que nació su hijo Jack, otro de mis favoritos. Él es brillante, su madre le ha enseñado a leer y a escribir, que es algo extraño para ser pobre desde su nacimiento, y siempre muestra un ingenio que seguro que ha heredado de ella. Jack es el encargado de terminar la construcción, es él quien con los conocimientos que ha recogido por España y Francia pondrá el broche final para que la catedral se convierta en lo que su padrastro Tom soñaba.

Los pilares de la tierra es una historia que no deja a nadie indiferente, una en la que los valores como la identidad, el orgullo, el amor y el odio fundamentan las acciones de sus protagonistas. Retrata la lucha de poder, tanto por parte de los nobles como de la iglesia, que es capaz de modular lo que se proponga bajo la amenaza de Dios. 


 5/5

Nota: Al terminar el libro vi de una sentada los ocho capítulos que tiene la serie, y debo decir que a mi parecer no le hace justicia... Aun así, si como yo solo quieres rememorar la lectura y ver la forma en la que adaptan estas más de mil páginas, no tienes de qué preocuparte porque disfrutarás del mismo modo.

1 comentario:

  1. Hola Sandra, que magnífica reseña de Los pilares de la tierra. Este fue un libro que disfruté muchísimo cuando lo leí. Luego sacaron la serie y ya me terminé de enamorar de esta historia. Te sigo de vuelta. Gracias por seguirme en mi blog. Un beso.

    ResponderEliminar